Como un vendaval

Los días con nieve me recuerdan a B. Sé que no debería de ser así, pero son así. Y hoy ha sido uno de esos días en los que además de helarse mis dedos se ha helado mi corazón. Conocí a B. en un día nevado, en la Universidad. No sé cómo llegamos ese día hasta allí, imagino que alguna señal del destino quizo cruzarnos. Fue un mes muy frío, pero os aseguro que ninguno de los dos estaba helado pese a ello. Y él apareció, como siempre hace cuando aaparece, como un vendaval, que te envuelve, te deja con el enigma, te arrima a su misterio y te atrapa con esos inmensos ojos azules.

Él día que me fijé en él por primera vez iba abrigado hasta las orejas, con un gorro de lana natural. No me caí ni el me rescató, eso sólo pasa en las películas o en los libros para sacar sonrisas. En mi caso el que estuvo a punto de caerse fue él, pero ahí tampoco le rescaté, sino que le aconsejé andar como un pato, como hacía yo (hoy perdí la vergüenza).

Después en una clase en la que todo era fundamental, los dos asistimos a clases magistrales, y no sólo de una profesora increíble, sino de miradas furtivas. Él delante, se daba la vuelta ante cualquier pretexto, y a pesar de estar llena la clase, tan sólo se acordaba de mí cuando necesitaba algo. ¿Necesitó algo real alguna vez?

El caso es que hoy me he dado cuenta de que no le odio, que entre ambos no puede haber algo así. Me siento con ganas de que nada me ate, de que nada me entristezca, de que todo me resbale, como mis botas esta mañana, quiero que los dos recordemos con una sonrisa y un café lo que vivimos. Y que miremos a un futuro, lo merecemos

Ahora sólo me falta que él también quiera.

****'Cos you're the storm that I believed in/ and all this peace has been deceiving / I like the sweet life and the silence / But it's the storm that I believe in (The Cardigans)****