Por alguna extraña razón que no sé explicar mi ansiado viaje a la nieve se ha convertido en un redescubrimiento de todo lo que era y dejé de ser. Me di cuenta de que sola tengo un mundo por delante que me espera a mí y a mi juventud.
Y la verdad, es este tipo de viajes que te hacen pensar que detrás de una fachada, detrás de lo que mostramos cada día hay algo más que cosas paralelas. Hay una vida. Lo malo es que esta mañana me topé delante con las noticias de que la vida se puede torcer en un minuto. Menos mal que no hubo vidas que lamentar, que le den por ahí a las cosas materiales.
Y, aunque parezca una tontería, mi viaje en coche, de ida, de vuelta de todo, sirvió para mostrarme un poco lo que merece la pena. La culpa fue de la música. A mis Antonio Vega, Quique González, Pereza o U2 (los habituales en el coche), se unió en este caso el último disco de Coldplay. Lo compré hace siglos y no lo había escuchado demasiado. Y en vez de atormentar a mis amigas con la misma música decidí sacar a los británicos de la caja, y mientras mis amigas comentaban el libreto y los pormenores de la vida del cantante de Coldplay (ellas y el glamour, merecen un post aparte). Yo vibré desde la primera a la última canción. Este disco es más que música es una vida. Y por ello me parece acertadísimo el título y los significados de las canciones.
Me compré este disco no por ser una posmoderna, ni por moda. Me lo compré porque este grupo me pareció la única vanguardia en los tiempos que corren desde que salieron al mercado. Y luego está la cuestión atractiva. Que no hay que olvidarla. El cantante, Chris Martin, del que sé poco (y no necesito más), me parece ese tipo de chico que buscas y no encuentras. No es guapo. No es el mejor cantante. Pero tiene un talento: hace unas letras podidamente buenas. Y me flipan los modelos de hombre así. No he encontrado uno. Por eso digo que me flipan, porque es una figura que tú te creas y no existe. Pero que buscas. Es todo muy raro. Tan raro como la frase que os dejo hoy, yo he encontrado muchos significados. Pero eso lo dejo para otro día
Pues eso, que viva la vida.
Y la verdad, es este tipo de viajes que te hacen pensar que detrás de una fachada, detrás de lo que mostramos cada día hay algo más que cosas paralelas. Hay una vida. Lo malo es que esta mañana me topé delante con las noticias de que la vida se puede torcer en un minuto. Menos mal que no hubo vidas que lamentar, que le den por ahí a las cosas materiales.
Y, aunque parezca una tontería, mi viaje en coche, de ida, de vuelta de todo, sirvió para mostrarme un poco lo que merece la pena. La culpa fue de la música. A mis Antonio Vega, Quique González, Pereza o U2 (los habituales en el coche), se unió en este caso el último disco de Coldplay. Lo compré hace siglos y no lo había escuchado demasiado. Y en vez de atormentar a mis amigas con la misma música decidí sacar a los británicos de la caja, y mientras mis amigas comentaban el libreto y los pormenores de la vida del cantante de Coldplay (ellas y el glamour, merecen un post aparte). Yo vibré desde la primera a la última canción. Este disco es más que música es una vida. Y por ello me parece acertadísimo el título y los significados de las canciones.
Me compré este disco no por ser una posmoderna, ni por moda. Me lo compré porque este grupo me pareció la única vanguardia en los tiempos que corren desde que salieron al mercado. Y luego está la cuestión atractiva. Que no hay que olvidarla. El cantante, Chris Martin, del que sé poco (y no necesito más), me parece ese tipo de chico que buscas y no encuentras. No es guapo. No es el mejor cantante. Pero tiene un talento: hace unas letras podidamente buenas. Y me flipan los modelos de hombre así. No he encontrado uno. Por eso digo que me flipan, porque es una figura que tú te creas y no existe. Pero que buscas. Es todo muy raro. Tan raro como la frase que os dejo hoy, yo he encontrado muchos significados. Pero eso lo dejo para otro día
Pues eso, que viva la vida.
*** “I hear Jerusalem bells a ringing/ roman cavalry choirs are singing/ be my mirror, my sword, my shield / my missionaries in a foreign field/ for some reason I can't explain/ once you go there was never, / never an honest Word/ that was when I ruled the World” (Escucho sonar las campanas de Jerusalén/ el coro de la caballería romana está cantando/ son mi espejo, mi espada, mi escudo/ mis misioneros en un campo extranjero./ Por alguna razón no puedo explicar/ una vez que entras allí nunca,/ nunca (había) una palabra honesta/ Eso era cuando yo dirigía el mundo) (Chris Martin, Coldplay).***
me gusta Coldplay. Espero que tus amigas sean ricas ya que hablar de glamour sin tenerlo es muy bajo, es de gente 1984ista de Orwell. Hay que estar arriba, siempre.
ResponderEliminarBesos, cuentas poco del viaje, espero leer alguna cosa más.
besos
me gusta como escribes, la verdad. y estoy de acuerdo con vanity, cuentas poco del viaje! junto a todos esos músicos, ya tb metería a pitatas o iván ferreiro. un saludo!
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