sábado, mayo 30, 2009

Con la suerte en los tacones

¿Se puede tener más suerte que yo? Me he tenido que volver de la China (hace unos dís de hecho) porque me he puesto a morir. Yo no sé si sería el agua, la comida, el clima (ríete de la contaminación de España) o una mezcla de todo. El caso es que no llevaba ni una semana cuando mi cabeza empezó a dar vueltas. No había probado ningún alucinógeno ni droga (que yo sepa), pero iba a las reuniones como si fuese un espantapájaros. Me trababa en inglés (cosa que jamás sucedió antes), me costaba andar encima de unos tacones (ahí ya empecé a preocuparme) y no me apetecía salir de la cama (y no era por placer, ¡qué más quisiera yo!).
El caso es que a este episodio le siguió un enorme malestar general. Total, que sonará a coña, pero tras eso me puse tan mala que directa a un hospital chino. Mi empresa quería mandarme a no sé qué sitio privado de Singapur (o igual era otro sitio, ni lo recuero). Mi fiebre no remitía, mi estómago ardía...Total que me acojoné tanto que pedí venirme a España.
Después de comprobar que no era contagiosa, me dejaron volver al cabo de casi una semana. Y llegó aquí, y, sorpresa, una gastroenteritis era lo que me estaba dejando en la cuneta. Sí, algo tan simple y llego aquí y me curan enseguida. Aún me encuentro débil, pero el susto ya ha ido fuera. Me marcho a Londres en unos días, no pienso comer nada que me suene raro, y espero poder contar con detalles el concierto de Britney (también me afectó a la cabeza ;) ).
Pues eso, mi viaje a China puede resumirse como algo así con 'con la suerte en los tacones'.

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